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Damian Chazelle defiende huelga de actores y escritores

El director y guionista usó una camiseta para enviar sus saludos solidarios a los protagonistas de la lucha contra Hollywood

Privada de estrellas, la 80 edición del Festival Internacional de Cine de Venecia abrió este ayer con una película italiana en lugar de la producción norteamericana inicialmente prevista y con la huelga de actores y guionistas de Hollywood como telón de fondo.

El presidente del jurado, Damien Chazelle, cuyas cintas La La Land (2016) y First Man (2018) abrieron en dos ocasiones y por todo lo alto este festival, dio el disparo de salida oficial, pese a ser un ferviente defensor de la huelga, el tema del que todos hablan estos días en la ciudad canalera.

“Cada obra de arte tiene un valor en sí misma y no es sólo contenido”, afirmó durante la rueda de prensa inaugural el cineasta francoestadunidense, que lució una camiseta de apoyo a la huelga del SAG-AFTRA. “El arte está antes que el contenido”, enfatizó.

La huelga de actores en Estados Unidos arrancó en julio y se añadió a la que ya protagonizaban desde mayo los guionistas.

Ambos movimientos plantean reivindicaciones laborales ante el desembarco de la inteligencia artificial en el mundo del cine, y piden también mejoras salariales.

El poderoso sindicato SAG-AFTRA prohíbe a sus miembros realizar películas o participar en la promoción de sus filmes.

Impacto limitado
El decano de los festivales de cine, que Hollywood suele usar como plataforma de lanzamiento antes de la temporada de premios, es el primer gran acontecimiento del séptimo arte que paga los platos rotos.

La película que debía abrir el festival, Challengers, con la joven estrella estaunidense Zendaya, tuvo que ser sustituida por Comandante, película italiana de Edoardo de Angelis, debido a la protesta que sacude Hollywood.

La cinta, con Pierfrancesco Favino, se basa en un episodio poco conocido de la Segunda Guerra Mundial, cuando el comandante de un submarino italiano decidió salvar a la tripulación del barco belga que acababa de hundir frente a Madeira.

“El impacto de la huelga será muy limitado porque sólo perdimos una película (Challengers)”, matizó el director de la Mostra, Alberto Barbera.

“Faltarán algunas estrellas muy esperadas, pero a fin de cuentas esto no es tan grave”, señaló en la conferencia

Privada de sus estrellas estadunidenses, la ceremonia de apertura en el Palacio del Cine, en el Lido de Venecia, tuvo un momento de gracia cuando la actriz británica Charlotte Rampling entregó un León de Oro de honor a la cineasta italiana Liliana Cavani, directora de El portero de noche (1974).

Hoy, la proyección de Ferrari, de Michael Mann, será uno de los momentos álgidos de la muestra ya que, excepcionalmente, podrían participar sus actores, Adam Driver y Penélope Cruz.

Por el León de Oro compiten también David Fincher con The Killer y Sofia Coppola con Priscilla.

El hombre y el artista

La edición de este año también contará con la proyección fuera de competición de la última película de William Friedkin, un mes después del fallecimiento del realizador del Exorcista.

Pero la Mostra no estará exenta de polémica por la presencia de tres directores que se vieron confrontados a escándalos sexuales.

Roman Polanski, de 90 años, que sigue bajo amenaza judicial en Estados Unidos por la violación de una menor en 1977. La denunciante lo perdonó públicamente, pero otras mujeres han surgido con acusaciones contra el director de El pianista.

La Mostra le devuelve el protagonismo con la selección fuera de concurso de The Palace, protagonizada por Fanny Ardant y Mickey Rourke. Polanski no tiene previsto asistir, según fuentes de la organización.

Por su parte, Woody Allen, de 88 años, presentará Coup de chance, su película 50, también fuera de competición. A Allen lo persiguen acusaciones de abusos de su hija adoptiva Dylan, que él siempre ha negado y que la justicia ha desestimado. El francés Luc Besson, que acaba de ser absuelto de una denuncia por violación, volverá también a la gran pantalla con Dogman.

La decisión de invitar a los tres directores provocó la ira de activistas feministas. Pero para Alberto Barbera, “es necesario hacer una distinción entre el hombre y el artista”, dijo desde la apertura.

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